Las aventuras de Ulises 

Grupo 1:La isla de los lótofagos.



Ulises se llama en ralidad odiseo

Después del episodio con los cicones y tras la tormenta que les hace perder su rumbo cuando tenían Ítaca a la vista, Ulises y los compañeros que han sobrevivido navegan por el mar desconocido: propiamente ahora comienza la Odisea. Cuando las aguas se calman, los griegos descubren una línea de costa. ¿Dónde se encontrarían?
Una vez en la orilla, Ulises envía un pequeño grupo para que se adentre en aquel territorio y se informe sobre las gentes que lo habitan. El grupo entra en contacto con los indígenas del lugar. Se les trata con una amabilidad exquisita, se los agasaja, se los invita a un banquete con el plato preferido de aquella tierra: el loto, delicada planta.
Los lotófagos, los comedores de loto, no eran un pueblo hostil. Pero el problema era otro: los hombres, al participar de su banquete, al comer su planta, se olvidan de todo, pierden la memoria, se desentienden de su vida pasada. Cuando los emisarios regresan a la orilla, en donde los esperaba Ulises, se niegan a partir, sin poder explicarse. Su único deseo era permanecer allí, en aquella tierra, comiendo loto, sin preocuparse de sus familias que, desde hacía tanto tiempo, no tenían de ellos noticias.
Aquello aterroriza al resto de griegos. La odisea de Ulises representa el triunfo de la perseverancia, de las raíces invisibles que mantienen vivo en él el deseo de volver a Ítaca, su patria, pese a tantas y tantas peripecias experimentadas

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